“Tener Uso de Razón”, “Estar en el Poder de
la Razón”, “Tener toda la Razón”, etc, etc… todas y muchas más
expresiones usadas en el lenguaje cotidiano sobre el Raciocinio de las
personas, su poder y su uso, que muchas veces expresamos sin darnos cuenta
realmente del significado y repercusión de su importancia.
De siempre se
nos ha inculcado, que el Ser Humano, es el único Ser Viviente con “Uso de Razón”,
la única especie animal que posee la facultad del Raciocinio.
El
significado de todos estos términos, podemos resumirlos como “La facultad que
posee el Ser Humano para discernir entre distintas opciones y poder generar, a
través de la experiencia y el aprendizaje, una serie de opiniones hasta cierto
punto subjetivas”.
Subjetivas,
porque aún siendo las mismas experiencias y en las mismas circunstancias, los
resultados generados, no son siempre los mismos para distintos sujetos. Estos
resultados varían según numerosas y distintas variables, que condicionan las
vivencias sufridas.
Como
resultado de todo lo anterior, podemos llegar a la conclusión de que realmente
nadie tiene la Razón
Absoluta, aunque nos cueste reconocerlo.
La cuestión
más problemática resulta cuando alguien cree que sí posee el “Gran Poder de la
Razón Absoluta”
y por lo tanto “Indiscutible”,
aunque se enfrente a fundados argumentos que le rebatan esa errónea opinión.
La circunstancia se agrava, cuando la persona errada, llega a un punto en el que interiormente
reconoce que los argumentos que se le presentan, efectivamente son realmente
acertados y es en ese punto cuando entra en juego otro factor… “El Orgullo”,
“El Amor
Propio”… y otros tantos términos que pueden definir la “Gran
Obstinación” (evitando usar otra expresión más vulgar...), por
defender lo indefendible, y sin darse cuenta que quien realmente se engaña, es
él mismo.
Existen
situaciones, como lamentablemente todos conocemos, en los que esa obstinación,
lleva a personas a perder los estribos, las formas, el respeto… Y todo ello,
porque ya se llega a una situación en la que nuestra mentalidad, no admite el
reconocer la equivocación. Y todo ello desemboca en …
… LA SINRAZÓN…
La Sinrazón
de defender opiniones, argumentos, que conscientemente sabemos que son
erróneos, y que acentuamos al realizarlo de forma violenta y agresiva, sin
siquiera dar una oportunidad para la escucha de otras opciones u opiniones.
Generalmente,
aunque de forma muy minoritaria, tras un tiempo de reflexión y de calma, las
personas que reaccionan de este modo, generan un cierto sentimiento, llamémosle
de vergüenza, de humildad, de arrepentimiento… y reconociendo su error, piden
disculpas por su actuación, fuera de lugar, siendo por lo general estas
disculpas aceptadas. Aunque también es de resaltar lamentablemente, que son
muchas las personas quienes no llegan a esta última fase, porque en su escala
de valores no aparece el respeto por el prójimo, ni consecuentemente por la libertad
de expresión, ni por el DIÁLOGO.
Y lo que es más duro de admitir, numerosas veces, aunque se esté en posesión de la RAZÓN, ésta se puede perder al defenderla con formas que no son las apropiadas.
Y lo que es más duro de admitir, numerosas veces, aunque se esté en posesión de la RAZÓN, ésta se puede perder al defenderla con formas que no son las apropiadas.
La Humanidad
debe aprender que no por más gritar, ni por amenazar, ni utilizando otros
recursos similares, somos propietarios de “LA VERDAD”, de “LA RAZÓN ABSOLUTA”.
Muy contrariamente, la práctica de estas actitudes, solo provocará el alejamiento de los demás, y consecuentemente el aislamiento, ante semejante hostilidad y antipatía. La imposición de ideas no significa que sean las acertadas, ni el método es el apropiado para socializar y empatizar.
Muy contrariamente, la práctica de estas actitudes, solo provocará el alejamiento de los demás, y consecuentemente el aislamiento, ante semejante hostilidad y antipatía. La imposición de ideas no significa que sean las acertadas, ni el método es el apropiado para socializar y empatizar.
Como
conclusión, según lo expuesto anteriormente, hago una propuesta, practicar otra
facultad que el ser humano posee, pero que cada vez la tenemos más olvidada…
“ESCUCHAR”.
A través de
la ESCUCHA,
se adquieren conocimientos, experiencias; se generan sentimientos, facilita el
diálogo, el respeto hacia los demás, la humildad y ser consciente de una serie
de valores propios y ajenos. En resumen, lo que se define como “Vivir en
Comunidad”.
P.D.: Ya que el Ser Humano posee toda esta
serie de facultades, seamos INTELIGENTES, y utilicémoslas apropiadamente. Y
como última petición, recordar que no cuesta tanto pedir “PERDÓN”, ni decir “TE QUIERO”.