sábado, 19 de septiembre de 2015

TE REGALO EL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS...







¿Cuántos enamorados han formulado alguna vez esta promesa…? Cientos, miles…

Una promesa nebulosa, intangible, pero a la vez representativa de una ilusión, del alcance y dimensión de un profundo sentimiento.

Actualmente, la poesía y romanticismo que dicha promesa demostraba, se está perdiendo ya que poco a poco y según las últimas informaciones, los “terrestres”, estamos comprando “parcela a parcela” todo el Universo.

Según parece, una española ha comprado el Sol y actualmente se encuentra pleiteando sobre su derecho a la compraventa de dicho “producto”.

La Luna la compró un americano y por lo visto, la vende por parcelas, lo cual resulta muy práctico en el hipotético caso de que por ventura o desventura, en un futuro a los habitantes de este planeta llamado Tierra, se nos haga pequeño el territorio habitado o que por otras circunstancias, se nos crea esta necesidad de traslado de residencia.

El negocio debe ser fructífero, ya que entre los compradores de dichas parcelas de diversas dimensiones, se encuentran tanto reconocidas empresas a nivel mundial, como particulares, siendo éstos últimos poseedores de cantidades de dinero “astronómicas” (nunca mejor dicho), y todos aprovechan esta oportunidad.

Por último nos quedan los Planetas y las Estrellas, pero error… ya cada vez son menos los disponibles. ¿Qué por qué…? Pues porque por lo visto se venden como rosquillas, siendo a su vez, sobre todo las Estrellas, objeto de románticos regalos.

La verdad es que, estudiando el fenómeno, hemos de reconocer que es una forma muy práctica de resolver un compromiso, tanto para el “regalador” como para el “regalado”, porque el Sol, una parcela de la Luna, un Planeta o una Estrella, no es algo que tengas que cambiar porque no es tu color o tu talla, ni estorba o molesta a la vista de tu casa, ni otros inconvenientes y es una opción muy cómoda para el “regalador” que no tiene que darle vueltas a la cabeza para intentar acertar con el regalo adecuado para la persona “regalada”.


¿Existirán temporadas de rebajas o precios de liquidación…?


Hablando en serio, planteo una cuestión: ¿Hasta dónde llega el ser humano para determinar la franja que separa el negocio del sentimiento...?

¿De verdad merece la pena pleitear sobre el derecho de compra y propiedad de una Estrella Gigante como el Sol? Lo que me lleva a preguntarme cuál es la finalidad u objeto de esa compra, porque como negocio comparándolo con el de la Luna, lo veo con un incierto futuro, ya que el “propietario” de la Luna, “parcela a parcela” obtiene beneficios de la inversión, pues por lo visto existen compradores que creen que en un futuro pueden utilizarla como residencia vacacional o definitiva…

El punto ácido de la cuestión se presenta cuando nos planteamos la forma en que el ser humano valora, ya no sólo una intangible (por el momento) propiedad, sino el emocional significado que denota un regalo a una persona por la que se da por supuesto, existe un profundo sentimiento.

Admitiendo que tiene su toque de romanticismo, debo reconocer que no alcanzo a entender cómo es posible que en estos tiempos que corren y en este siglo, se emplee tiempo y dinero en dirimir judicialmente la inaprovechable propiedad de nuestra Estrella el Sol. Únicamente se me ocurre como inversión para la futura posible venta de una Fuente de Energía… ¿ parcelaria… ? Pero entonces… ¿la parcela no pagada o no vendida, permanecerá apagada…? 


Seamos realistas. Una cosa es tomarnos a broma determinadas anécdotas o situaciones, pero cuando entra en juego el erario público y en qué situaciones éste se emplea, la broma ya no es tal sino más bien es “broma pesada”, pasando a considerarse como “tomadura de pelo” por causar máxima indignación, cuando actualmente existen las perentorias circunstancias económicas de la población a nivel nacional que nos preocupan gravemente.

Me entristece y a la vez escandaliza, el saber que existe un juzgado, letrados y correspondientes funcionarios que emplean su tiempo de trabajo y nuestro dinero para ejecutar casos como el ya anteriormente mencionado, pero el que existan personas que inviertan en parcelas en la Luna, por un proyecto visionario llevado a la realidad a muy largo plazo, en lugar de intentar solucionar los problemas que en su planeta “La Tierra” se están produciendo día tras día, me parece definiéndolo muy, muy, muy, suavemente… Surrealista.

Y finalmente me pregunto: ¿Qué podrán regalar las futuras generaciones de enamorados cuando ya estén todas las parcelas vendidas, así como todos los Planetas y las Estrellas?.

Sólo se me ocurre una alternativa en el caso de que la Ciencia no haya avanzado lo suficiente como para poder conquistar otros componentes de otras Galaxias, y son… 


Los Agujeros Negros”… esos grandes desconocidos…

Aunque no creo que llegue el caso… 
¿Será por Galaxias…? Y como último recurso, siempre nos quedará la opción de “los bombones”, “las flores” o “un muñeco de peluche”, sin olvidar al tan deseado “diamante”, como este:



 
P.D.: Personalmente, si no quedara ninguna Estrella a la que mirándola pueda formular un deseo, me conformo con el “Oso de Peluche”.